"Yo llamo amíquémeimportismo a una manera de vivir en la que cada cual conserva sus propias condiciones respetando, no obstante, salvo en caso de defensa, las otras individualidades, el twostep que se convierte en himno nacional, las tiendas de antigüallas, el T.S.H., el teléfono sin hilos, que transmite las fugas de Bach, los anuncios luminosos, los carteles de prostíbulos, el órgano que difunde claveles para el buen Dios y todo esto, todo junto, y realmente sustituyendo a la fotografia y al catecismo unilateral" - Manifiesto Dadaísta. La primera semana que estaba en Australia no podía creer toda la belleza que me rodeaba. Era tan inmensa que no podía permitirme un momento perdido desabrochando la funda de la cámara, ajustando la obturación, bajando el ISO. Nadie más miraba con los ojos, lo hacían a través de pantallas. En esa playa, donde la tormenta a lo lejos ya había empezado, donde las nubes se sumergían entre las olas, donde el arena agriseaba según el agua la lamía... un hombre solitario decidió sacarse un selfie en vez de vivir esa escena. Yo, contesté con relativa soberbia capturando la soledad -su soledad- de la era moderna.